miércoles, 22 de octubre de 2003

Oro transparente

2003, el año en que Bush derrocó a Sadan y destrozó al pueblo iraquí por intereses petrolíferos, el año en que Bolivia se colocó al borde de una guerra civil a causa de un polémico proyecto que pretende exportar gran parte del gas que posee, ha sido también declarado Año Internacional del Agua Dulce por las Naciones Unidas. Mientras los líderes de los países más poderosos del mundo sólo parecen preocupados por hacerse con el control de los recursos energéticos y continuar con el enriquecimiento de los grandes magnates y las multinacionales el planeta se desmorona ante carencias básicas.

El agua constituye alrededor del 70 por ciento del peso de los organismos vivos. Subsistir sin agua es imposible, y únicamente el 3 por ciento del existente en nuestro planeta es dulce. De este mínimo porcentaje apenas una centésima parte es accesible para el ser humano, y encima, está mal repartida. El resto lo conforman los casquetes polares, glaciares y aguas subterráneas de difícil acceso

La población aproximada de la tierra es de 6.000 millones de personas. La Organización Mundial de la salud estima que 1.500 millones de seres humanos carecen de abastecimiento de agua potable y que 1.700 cuentan con instalaciones inadecuadas. El consumo de agua en mal estado transmite enfermedades que provocan cinco millones de muertos al año.

Un bien tan necesario y valioso es malgastado e infravalorado. Indudablemente el petróleo, el gas, todos las variantes energéticas colaboran en la evolución de la vida, pero no son su esencia. El agua es la esencia de la vida animal y vegetal. Sin ella, el planeta morirá y con él los avariciosos terrícolas.

De nada servirá atesorar mineral aurífero para acuñar monedas que compren el mundo, ni siquiera almacenar oro negro a costa de destruir países, porque el verdadero oro es transparente, es el agua. Pero eso de momento no preocupa. Aún no es un bien tan exclusivo y costoso como para comercializarlo y que enriquezca a los de siempre. Todo se andará.

Y mientras el mundo agoniza lentamente por la escasez de agua, el Papa cumple 25 años al frente de una Iglesia dedicada durante siglos a atesorar cálices y riquezas de oro y Aznar recibe el premio al “Estadista Mundial” por ser un “adalid de la democracia y la tolerancia” abanderando el estandarte de una guerra tan negra y viscosa como el propio petróleo. Eso si, este adalid ahora olvida el déficit cero que hostiga nuestro país y destina 300 millones de dólares para reconstruir otro que nunca debió ser destruido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario