lunes, 8 de diciembre de 2003

Todos iguales

El reparto de competencias entre Gobierno Central y Comunidades Autónomas son una fuente inagotable de conflictos. Cada dos por tres surge un nuevo enfrentamiento por tal o cual atribución. Sin entrar en disquisiciones políticas y derechos a autodeterminación, desde hace años se viene produciendo una discrepancia meramente económica. Se trata de las controversias sobre la potestad decisoria para determinar las pensiones no contributivas.

El gobierno popular defiende que es una competencia exclusiva del estado por ser una materia de seguridad social, mientras que varias comunidades autónomas opinan que se trata de una prestación de asistencia social y que, por lo tanto, es de su competencia. Los populares, con el apoyo de Coalición Canaria, han querido zanjar la controversia con La Ley de Disposiciones Específicas de Seguridad Social.

El proyecto de Ley aprobado en el Congreso defiende, según el PP, ”unidad” “universalidad” e “igualdad” en el sistema de Seguridad Social. Loable objetivo, especialmente el de la igualdad. Pero es imposible tender a la igualdad impidiendo que las autonomías ayuden a los más desfavorecidos aumentando sus mínimas pensiones no contributivas. Más bien parece otro recorte en gasto social que maquille el tan cacareado déficit cero.

La pensión contributiva media en España fue de 516 euros en 2002. Las no contributivas son muy inferiores y tratan de aliviar las necesidades básicas de los más desfavorecidos.

Los pensionistas vascos cobraron una media de 652 euros, mientras que los gallegos se conformaron con 430 euros. Por encima de los 600 euros cobran asturianos y madrileños, y menos de 500 extremeños, murcianos, riojanos, andaluces, castellanos de ambas comunidades e isleños de Canarias y Baleares. No estaría de más que todos estos pensionistas menos favorecidos vieran incrementadas sus ridículas pensiones; y eso es lo que parece querer evitar el PP con la aprobación de esta ley, aunque algunas comunidades pretenden seguir dando complementos a las prestaciones sociales más bajas.

España destina el 10 por ciento de su Producto Interior Bruto al pago de pensiones. La media en la Unión Europea supera el 12 por ciento, y solo Irlanda destina menos que España a este concepto. Los sueldos aquí también son un 30 por ciento menores que en la UE, y entre comunidades autónomas también hay muchas diferencias. La igualdad por la que pugna el PP debe ser esa de que cuando morimos todos somos iguales. Bueno, ni eso porque el coste medio de un entierro en Madrid puede llegar a costar mas de el doble que en Barcelona.

miércoles, 22 de octubre de 2003

Oro transparente

2003, el año en que Bush derrocó a Sadan y destrozó al pueblo iraquí por intereses petrolíferos, el año en que Bolivia se colocó al borde de una guerra civil a causa de un polémico proyecto que pretende exportar gran parte del gas que posee, ha sido también declarado Año Internacional del Agua Dulce por las Naciones Unidas. Mientras los líderes de los países más poderosos del mundo sólo parecen preocupados por hacerse con el control de los recursos energéticos y continuar con el enriquecimiento de los grandes magnates y las multinacionales el planeta se desmorona ante carencias básicas.

El agua constituye alrededor del 70 por ciento del peso de los organismos vivos. Subsistir sin agua es imposible, y únicamente el 3 por ciento del existente en nuestro planeta es dulce. De este mínimo porcentaje apenas una centésima parte es accesible para el ser humano, y encima, está mal repartida. El resto lo conforman los casquetes polares, glaciares y aguas subterráneas de difícil acceso

La población aproximada de la tierra es de 6.000 millones de personas. La Organización Mundial de la salud estima que 1.500 millones de seres humanos carecen de abastecimiento de agua potable y que 1.700 cuentan con instalaciones inadecuadas. El consumo de agua en mal estado transmite enfermedades que provocan cinco millones de muertos al año.

Un bien tan necesario y valioso es malgastado e infravalorado. Indudablemente el petróleo, el gas, todos las variantes energéticas colaboran en la evolución de la vida, pero no son su esencia. El agua es la esencia de la vida animal y vegetal. Sin ella, el planeta morirá y con él los avariciosos terrícolas.

De nada servirá atesorar mineral aurífero para acuñar monedas que compren el mundo, ni siquiera almacenar oro negro a costa de destruir países, porque el verdadero oro es transparente, es el agua. Pero eso de momento no preocupa. Aún no es un bien tan exclusivo y costoso como para comercializarlo y que enriquezca a los de siempre. Todo se andará.

Y mientras el mundo agoniza lentamente por la escasez de agua, el Papa cumple 25 años al frente de una Iglesia dedicada durante siglos a atesorar cálices y riquezas de oro y Aznar recibe el premio al “Estadista Mundial” por ser un “adalid de la democracia y la tolerancia” abanderando el estandarte de una guerra tan negra y viscosa como el propio petróleo. Eso si, este adalid ahora olvida el déficit cero que hostiga nuestro país y destina 300 millones de dólares para reconstruir otro que nunca debió ser destruido.

lunes, 13 de octubre de 2003

Frustración poética

La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?. Los suspiros se escapan de su boca de fresa... Así comienza uno de los poemas más conocidos del modernista nicaragüense Rubén Darío. La tristeza es uno de los motores básicos de la poesía, tanto en el autor como en los personajes a quienes canta. Hace unos días la esposa del indefinible presidente de los Estados Unidos, George Bush, hacía públicos unos... ¿versos? que su marido le había dedicado por su ausencia con motivo de una visita oficial de la primera dama americana a Europa.

“La rojas son rojas, las violetas son azules. Oh mi bulto en la cama, cuanto te he echado de menos...”. Así comienza este engendro de 18 líneas que no tiene desperdicio, del entristecido poeta Bush. Pero es normal que la calidad del escrito sea deprimente cuando su autor es alguien que alardea de no leer absolutamente nada. Ni siquiera periódicos.

La preparación cultural e intelectual de Bush siempre ha sido objeto de merecidas críticas y regodeos porque este personaje demuestra sus carencias prácticamente cada vez que abre la boca. Pero la máxima expresión de estas críticas se produjo hace algunos meses cuando se difundió por Internet que el coeficiente intelectual de Bush Jr. era de 91, la mitad que la de Clinton y la menor de los presidentes de USA en los últimos 50 años.

Los datos se atribuían al Instituto Lovenstein, de Scranton (Pensylvania). Al parecer el centro no existe y los datos difundidos son un bulo. Esta falsa información no es tan inverosímil aplicada a alguien que, al parecer, hace unos años creía que los talibanes eran un grupo musical, que ha sido fotografiado leyendo libros con las páginas al revés o que afirma reiteradamente que la solución para acabar con los incendios forestales es talar todos los árboles.

Más allá de su fracasado pasado en el mundo de los negocios y de su superada adicción al alcohol, Bush demuestra día a día que es un nefasto dirigente político, pero no es algo inusual en un país donde un mediocre actor (Reagan) fue capaz de llegar a presidente y no se sabe donde acabará otro (Schwarzenegger), aunque en España tampoco estemos como para tirar cohetes en cuanto a las capacidades de nuestros líderes políticos.

En cualquier caso, lo que más sorprende es que haya sido la esposa de Bush la que haya hecho pública la famosa poesía. Laura Bush fue profesora y librera, y por lo tanto se la supone capaz de discernir un buen escrito de uno pésimo. Es extraño que se muestre orgullosa de un poema que concluye “La próxima vez que quieras una aventura, sólo aterriza en un portaviones”. Con todo esto Bush ha demostrado que no se puede dedicar ni a la poesía.

martes, 23 de septiembre de 2003

Ardua longevidad

El precio de la vivienda subió en España más del 80 por ciento durante el último quinquenio según diversos estudios de entidades financieras e inmobiliarias. En el mismo período los salarios apenas aumentaron una media del 15 por ciento; excepto los de los funcionarios cuyo incremento se quedó en el 10 por ciento. España va bien.

Los precios de las viviendas y los excepcionales sueldos de los españoles obligan a que las familias de este país deban destinar cerca del 45 por ciento de sus ingresos al pago de los préstamos hipotecarios. Eso a pesar de los bajos tipos de interés y de los interminables plazos de las hipotecas. La cifra es del 60 por ciento en Barcelona, la primera del mundo de ese ranking, y está muy por encima del 25 por ciento de sus salarios que destinan los ciudadanos franceses, holandeses o belgas al pago de la vivienda. En Nueva York gastan el 24 por ciento del sueldo en pagar una vivienda cuyo tamaño duplica la media de las de Madrid.

La brutal diferencia no es porque la vivienda sea más cara, sino porque los sueldos son mucho más bajos, a pesar de que dicen que trabajamos más horas. España va cada vez mejor.

Ante la imposibilidad de sobrevivir dignamente con la parte del sueldo que nos queda una vez que la correspondiente entidad bancaria nos ha sustraído la parte de la hipoteca, nuestra única arma es lograr que sus plazos se prolonguen en el tiempo lo más posible.

Así, el español medio nace, estudia hasta los 23 años y sigue holgando es casa de sus padres hasta casi los treinta. Después, encuentra trabajo, se casa; o ambas cosas. Mientras se decide a independizarse supera la treintena. Es entonces cuando firma una hipoteca que arrastrará hasta ser sexagenario. Los hijos y demás lances de la vida acabarán con el resto de su dinero. Jubilado y achacoso le queda disfrutar de los viajes del INSERSO y de la pensión de la Seguridad Social (si es que aún existen cuando le llegue a la edad).

Al menos otras estadísticas son consoladoras. Las españolas viven una media de 81,4 años y los españoles 75,3 años. Ambos están por encima de la media europea. Pero tal vez sea mucho más importante la calidad de los años que se viven que la cantidad.

Cuenta el sucedido que, en cierta ocasión, un galeno, velando por la salud del paciente, le prohibió beber, fumar y mantener relaciones sexuales. El paciente, consternado, preguntó al médico si de ese modo viviría más. “No -replicó el doctor-, pero se le hará más largo”. Si este país continúa yendo tan bien, es probable que nuestra longevidad roce la inmortalidad en cuanto a lo largo que se nos hará; eso sí, siempre aderezada con letras hipotecarias

martes, 29 de julio de 2003

Sorprendentes semejantes

El hombre; ese animal bípedo, petulante, cruel y engreído que se cree superior a todos los demás por ser capaz de destruir cuanto le rodea sin motivo alguno o en nombre de algo llamado civilización; no es tan diferente a otros seres vivos.

Aunque juega a tener el poder del dios que, supuestamente, le creo a su imagen y semejanza y, por ello, ordenar el mundo a su antojo, no deja de ser un mono desnudo que descendió del árbol y utilizó herramientas para facilitar su vida. Lejos de encontrarnos en esa escala superior, a menudo sólo somos capaces de asemejarnos a supuestos seres inferiores.

Dicen que es habitual que las mascotas de los hombres se acaben pareciendo a ellos. Cientos de fotos humorísticas lo reflejan. Lo que no es tan claro es quien sufre la metamorfosis. ¿La mascota se asemeja al hombre, o el hombre acaba pareciéndose a la mascota?.

Aparte de las apariencias físicas, es innegable que nuestro comportamiento es similar al de otros animales. Así, algunos hombres se comportan (nos comportamos), como aves carroñeras que buscan restos para alimentarse; otros son (somos) devoradores que persiguen a sus piezas hasta aniquilarlas cruelmente; otros parecen (parecemos) pusilánimes avestruces que escondemos la cabeza ante la realidad que no nos gusta,... Hay cientos de ejemplos que nos acercan, más de lo que pensamos, a los animales inferiores a los que despreciamos.

Pero si las apreciaciones sobre el comportamiento o la apariencia física no son argumentos suficientes para aceptar que más que soberbios dioses somos insignificantes animales, tomemos a la todopoderosa ciencia como argumento. Los estudios sobre implantaciones de órganos dicen que los órganos de los cerdos son los que más se asemejan a los de los humanos. El motivo es su tamaño y su similitud, aunque también es innegable que en cuanto a apariencia y comportamiento muchos hombres parecen (parecemos) auténticos cerdos.

Las avanzadas tecnologías sobre los genomas también frustran nuestros ansias de superioridad: el genoma humano coincide en un 90 por ciento con el de otros animales como el ratón, y no difieren mucho más del de los gusanos o las moscas. En el caso del simio la semejanza en el genoma supera con creces el 90 por ciento. Son semejanzas crueles y sorprendentes, y que incluso nos dejan bajo esos a quienes consideramos inferiores. Ya lo decía el filosofo francés J. Baudrillard: “El hombre ha perdido el talento básico de los simios, la habilidad para rascarse la espalda. Lo cual le proporcionaba una independencia extraordinaria y la libertad de asociarse por algo que no sea la necesidad de rascarse la espalda mutuamente”.

jueves, 24 de julio de 2003

Quemaduras estivales

Ha llegado el verano: días más largos, bebidas en las terrazas, temperaturas más altas y agradables, ropa más ligera y sugerente, vacaciones... Pero no todos los aspectos estivales son tan positivos como puede parecer. Por ejemplo, el calor.

La canícula provoca que los incendios se multipliquen. Durante el año 2001 se quemaron en España más de 93.000 hectáreas de terreno y el año 2000 casi 200.000. Las cifras están lejos de las más de 400.000 hectáreas quemadas en años como el 94 y el 89.

En 2002 la cantidad se redujo a 86.000 hectáreas quemadas, pero los datos siguen siendo preocupantes, ya que el número de incendios provocados es creciente. Las elevadas temperaturas sólo se ocupan de propagar con mayor intensidad el fuego destructor.

Otras de las quemaduras en las que tiene especial incidencia que provoca el calor solar son los cánceres de piel. Los rayos ultravioleta son la principal causa de los melanomas. Esta enfermedad cancerosa de la piel afecta a 1 de cada 75 personas y la extendida moda de “ligar bronce” hace que en nuestro país se registren unos 900 nuevos casos anuales de esta patología, provocando unos 70 fallecimientos.

Ambos tipos de quemas o quemaduras se fortalecen en la época estival, pero no son las únicas que encuentran en el verano un excelente caldo de cultivo para su descontrolada e imparable propagación. Los meses veraniegos son también los más elegidos para disfrutar de las vacaciones, y estas, a su vez, con harta frecuencia son origen de múltiples “quemaduras”.

Es habitual empezar a quemarse cuando los niños ya tienen vacaciones y no se sabe que hacer con ellos todo el día en casa porque, evidentemente, tú aún no tienes vacaciones. A veces poder compatibilizar las vacaciones con los compañeros de trabajo es otra causa de “quemazón”: todos las queremos en las mismas fechas, y no puede ser.

Cuando ya disfrutas de esos merecidos días de asueto, continúan las quemaduras: te quemas al salir de viaje (vuelos con retraso, caravanas descomunales, trenes atestados,...) te quemas durante el viaje (desastrosos hoteles, tiempo horroroso, ruinosos apartamentos...) y te quemas al regreso del viaje (vuelta al trabajo, estrés, ni un euro en el bolsillo...)... Pero si quieres saber lo que es rizar el rizo de quemarse en vacaciones, sólo permite que tu familia pase esos días vacacionales en tu casa mientras tu tienes que trabajar. A parte del caos en que se convierte tu hogar, es espectacular la quemadura que produce ver como otros disfrutan a la vez que, inexorablemente, tu pringas en el trabajo, ...y encima les tienes que hacer de guía.

viernes, 6 de junio de 2003

La decadencia del voto

El apartado primero del artículo 23 de nuestra Constitución dice que “los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal”.

Ante las limitaciones de todo tipo para participar en los asuntos públicos de muchos de nosotros, ejercer el derecho al voto es el único modo de intervenir en esas materias públicas. Así, la acción de votar se concibió como uno de los paradigmas de la democracia.

Pero desde los orígenes griegos de este igualitario sistema para adoptar las decisiones, perfeccionado durante 20 siglos de revoluciones y grandes pensadores, parece que a principios del siglo XXI el concepto de votar haya degenerado hasta fines insospechados. En una sociedad dominada por el dinero, entregada a la comodidad y desalojada de toda inquietud ideológica y en la que solo prima el consumismo, hasta el derecho al voto se ha desvirtuado.

Otrora ese derecho de los ciudadanos se reservaba para la adopción de decisiones transcendentes, ahora, su importancia se diluye en nimiedades. Se nos invita a votar en tantas situaciones que tal vez ya seamos incapaces de discernir unas de otras. Se vota para expulsar a no se quien de no se que isla, hotel, casa o academia. Se vota para elegir tal o cual canción del verano. Se vota para... Tanta votación te obnubila, y cuando llegan las elecciones serias, uno no sabe si vota para que Aznar o Zapatero se queden en su casa, se vayan a un hotel, vuelvan a la academia o se pierdan en una isla... A ellos les da igual, mientras les voten.

El problema es que esta devaluación del sufragio la promueven los mismos poderes públicos. Recientemente Correos celebró elecciones sindicales. La empresa decidió poner mesas únicas en algunas provincias. Eso dificultaba el derecho al voto, pues algunos electores debían desplazarse 100 kilómetros para votar y no se les facilitara ningún medio de transporte. Podían votar por correo, pero bueno, todos tenemos derecho a dudar de ese sistema y hacerlo personalmente. El caso es que alguien reivindicó su derecho a votar personalmente y a que se le facilitara ese derecho. Correos hizo caso omiso, y esa persona decidió ejercerlo por sus propios medios: recorrió a pie los 60 kilómetros que separaban su puesto de trabajo del lugar donde se ubicó la urna. Tardó más de siete horas, y otro tanto para volver, perdiendo dos días de trabajo. Ahora Correos tal vez tome represalias contra él por haber ejercido su derecho al sufragio personal. Este voto le puede salir caro, pero sin embargo puede emitir un decadente voto en “Gran Hermano” a través de SMS y por el módico precio de 0,45 euros, o algo así.

domingo, 18 de mayo de 2003

Se busca perdedor

Las elecciones son el único evento en el que concurren varias opciones con ansias de obtener una victoria sin que ninguna de ellas admita haber perdido tras comprobar los resultados. El inexplicable milagro de que todos ganen, se repite inexorablemente comicio tras comicio electoral.

Tal vez en la convocatorias municipales algunos candidatos o coaliciones minoritarias consideren un fracaso no poder gobernar determinado Ayuntamiento, o no poder hacerlo con mayoría; pero los grandes partidos jamás aceptan no haber triunfado.

Así, mientras unos dicen haber logrado el mayor número de votos, otros aseguran tener más concejales o poder gobernar en los lugares más importantes, y los de más allá aseveran haber superado sus expectativas o mejorado su representación. Aquí el que no se consuela es por que no quiere y, quien más y quien menos, actúa como aquel ficticio argentino que, conversando sobre la derrota de su país en la guerra de las Malvinas, sacaba pecho y afirmaba: “los argentinos no perdimos la guerra, quedamos subcampeones, cheeee...”.

Ciertamente la vorágine electoral es insondable y está repleta de absurdos. Es difícil de explicar, sino imposible, que, por ejemplo, sólo el 20 por ciento de los ciudadanos no se manifestara en contra de una guerra y que el 34 por ciento de los votantes apoyen al partido que amparó esa acción bélica, o que, las zonas más afectadas por el desastre del “Prestige” y, por ese motivo, más críticas con las actuaciones de los gobernantes con respecto a ese asunto, respalden de nuevo a esos gobernantes. Debemos estar repletos de desviaciones masoquistas.

Por eso tampoco es tan descabellado que nuestros políticos afirmen ganar siempre sus batallas electorales. Al fin y al cabo tienen razón: los partidos recibirán una subvención estatal de 224 euros por cada concejal electo y 0,45 euros por cada voto siempre y cuando hayan obtenido algún representante.

Pero la lógica indica que cuando hay ganadores, siempre debe haber perdedores. La jornada de reflexión no debía ser anterior a las elecciones, sino inmediatamente posterior. Reflexionemos: ¿Si todos los políticos ganan siempre, quien pierde?. Búscalo, por favor.

En esta extraña competición sólo hay dos partes, los elegibles y los que eligen. Si ellos no pierden jamás, debemos ser nosotros los que perdemos siempre. Pero seamos optimistas, al menos hemos ganado en una cosa: se acabaron los insufribles quince días de bombardeo de propaganda electoral...al menos hasta las próximas elecciones

lunes, 12 de mayo de 2003

El circo y las hienas

Ya estamos una vez más dentro de la vorágine electoral. Cada vez que esto ocurre, el mundo parece transformarse. Los políticos posan con su mejor sonrisa en los carteles que ensucian nuestras calle y muestran su cara más amable y su tono de voz más seductor en los medios de comunicación... No hay nada imposible y todo es maravilloso.

Las calles de ciudades y pueblos, con las calles recién asfaltadas, se saturan de vehículos envueltos en propaganda que vociferan que su candidato es el mejor. Cualquier local susceptible de acoger un grupo de personas se convierte en escenario de tal o cual mitin, cuyos protagonistas aseguran que ser los más indicados para regir nuestros destinos.

La parafernalia, el colorido y los despropósitos configuran un gigantesco y desprestigiado circo cuyas actuaciones se prolongan hasta la conclusión de las elecciones. En este extraño circo no hay fieras, sólo pacíficos magos y patéticos payasos. Los magos intentan hipnotizar y convencer a su audiencia de los parabienes de su magia. Los patéticos payasos a veces somos los propios espectadores al creernos las triquiñuelas de los ilusionistas y en otras ocasiones ejercen de ello los propios prestidigitadores con sus deprimentes actuaciones.

La base de todos y cada uno de los discursos es la misma: las promesas. Esas vanas promesas cuya reiterada vacuidad e incumplimiento persiste en la historia. Los políticos prometen todo lo que su imaginación les indica con el fin de obtener nuestro voto.

No tienen escrúpulos en hacer muchas promesas a sabiendas de que no las cumplirán, haciendo válido el machista dicho de “mientras prometo, meto; y cuando he metido, nada de lo prometido” (eslogan que les iría que ni pintado a todos ellos). El problema es que los políticos sólo quieren “meter” una vez cada cuatro años y a los patéticos payasos se nos olvida que no han cumplido las promesas hechas en las anteriores elecciones.

Es aquí donde cabe preguntarse si el ser humano y la hiena no somos lo mismo. Los políticos actúan comportándose como auténticos carroñeros, mientras que el resto nos reímos con sus gracias y promesas. Es triste, pero es así, parecemos hienas y, como dice el chiste, la hiena es un animal que vive en África, se alimenta de carroña, se aparea una vez al año y emite una sonrisa similar a la del ser humano. Es tan sorprendente que las hienas, viviendo en un continente tan abandonado como África, comiendo desperdicios y practicando sexo una vez cada doce meses emitan carcajadas, como que lo hagan los electores tras comprobar las falsas promesas de los candidatos a los que han de votar.

martes, 29 de abril de 2003

Dos varas de medir

Las recientes ejecuciones en Cuba y la represión política del régimen castrista han reavivado la latente polémica sobre la pena capital y han provocado enfrentamientos verbales tanto entre nuestros políticos como entre las diferentes tendencias de la opinión pública.

Ciertamente la represión contra las libertades y la pena de muerte son reprobables e indefendibles bajo cualquier punto de vista, pero no sólo en Cuba, sino en todo lugar y momento. Lo extraño del caso (o no tanto) es que curiosamente los encargados de realzar y potenciar estas polémicas utilizan una doble vara para medir.

La medida es muy, muy larga si afecta a los países poderosos, sus simpatizantes o análogos ideológicos y muy, muy corta, si se refiere a quienes interfieren a los intereses de esos todopoderosos catalizadores del capitalismo y carecen de potencial bélico para defenderse.

La guerra contra Irak es un claro ejemplo. Se le acusaba de tener unas armas de destrucción masiva de dudosa existencia, cuando hay otros países como Israel o Pakistán que si las poseen (pero claro, son amigos...), o China o Corea del Norte (pero claro, se pueden defender, en el primer caso; o no tienen nada tan interesante como el petróleo, en el segundo).

El caso de la pena de muerte, se vuelve a pecar de una descomunal hipocresía. De acuerdo que es una barbaridad que cuba ejecute reos, pero también lo es que lo hagan otros 90 países en el mundo, tales como China, Egipto, La India... o Arabia Saudí, país donde ser homosexual te puede costar la vida. También se mata legalmente es 38 de los 50 estados de USA, y precisamente ese mesiánico salvador de la humanidad y defensor de no sé qué libertades, a quien apoya incondicionalmente nuestro democrático y liberal presidente del gobierno, firmó el record de 135 sentencias de muerte cuando era gobernador de Texas, pero claro, sólo él y la CIA tienen licencia para matar a supuestos terroristas y demás maleantes cuando les sale del forro de sus caprichos...

Bush, Blair y Aznar, también han decidido condenar a muerte a miles de iraquíes sin ni siquiera juicios previos, pero claro, ellos son infalibles e intocables.

Es necesario que para lograr un mundo más justo luchemos especialmente la pena de muerte, pero contra todas las penas de muerte, no sólo con las que realizan quienes nos caen mal. También debemos acabar con las represiones contra la libertad política, ideológica, de expresión y demás libertades fundamentales... Señores del gobierno, tal vez en esto último no sea necesario salir de nuestro país para ponerlo en práctica.

martes, 25 de marzo de 2003

Enigma resuelto

Los indicios son los signos que permiten adivinar la existencia de una cosa e inferir la realidad. Jugar a imitar a los grandes detectives de ficción literaria, como Poirot o Holmes, o televisivos, como Colombo o Kojak, es gratificante cuando llegas a comprender la verdad. Todos llevamos dentro algo de los perspicaces personajes de Agatha Christie y de Arthur Conan Doyle, y deberíamos ponerlo en práctica más a menudo. Veamos si somos capaces de descubrir la realidad a partir de los signos que nos rodean.

Nuestro protagonista, bueno, más bien héroe porque sobrevive a muchas calamidades, se encuentra en un país y una época donde al parecer reina el absolutismo. Iremos analizando las pistas para tratar de descubrir la verdad:

En ese país los gobernantes creen no hacer nada mal y dirigen el país a su antojo despreciando cualquier iniciativa de la supuesta oposición y mucho más la voluntad de los ciudadanos. No, no es el reinado absolutista de Fernando VII...

En ese país se reprimen las manifestaciones contra el régimen y se promueven otras con el fin de crear una ficticia opinión pública favorable a quienes ostentan el poder. Estas intenciones se intentan reforzar con campañas propagandísticas en los medios de comunicación y otros metodos. No, no es la Alemania nazi impregnada por las teorías de Goebels...

En ese país se cierran periódicos y se prohíben partidos políticos limitando la libertad de expresión y de ideología, porque lo que parece intentarse construir es “una, grande y libre”. No, no es el más duro y represivo franquismo...

En ese país cuando la evidencia de que las cosas están mal hechas es incuestionable, el principal culpable es el sabotaje, (sólo les falta añadir que les afecta una “conspiración judeo-masónica” y que la “pertinaz sequía” se ha tornado en “persistentes inundaciones”), pero nunca los verdaderos responsables. Vuelve a no ser el franquismo aunque muchos de sus gobernantes son descendientes de aquellos, apoyan las guerras injustificadas, e incluso algunos son los mismos.

Supongo que a estas alturas tu perspicacia ya habrá sido capaz de adivinar de que país absolutista y represivo se trata, a pesar de que se disfraza de democracia que “va bien”. Imagino que habrás resuelto el enigma y adivinado el lugar y la época, porque el héroe que sobrevive a las calamidades de ese país eres tú mismo. Por favor, no dejes que te engañen y sigue luchando para que no logren emular a todos esos mandatarios tiránicos del pasado.

miércoles, 12 de marzo de 2003

Orgullo o vergüenza

Unas recientes declaraciones del iluminado líder de nuestro despótico gobierno parafraseaban el título genérico de esta columna y decían algo así como que estaríamos perdidos si países como Irak se pasaran por el forro de sus caprichos las resoluciones de la ONU. Cierto, lo estaríamos, pero en condicional.

Perdidos, es decir, en presente, lo estamos con gobiernos como el que rige nuestro país y con parlamentos como el que le amparan, ellos ignoran el principal derecho del ser humano: el derecho a la vida. Los 183 diputados del PP votaron a favor de promover una guerra contra Irak el pasado 4 de marzo. No deja de ser sorprendente que personas que votan tan escrupulosamente en temas como las parejas de hecho, la adopción de hijos por parte de homosexuales o el libre uso médico de la píldora abortiva por no ser acordes con su supuesta ética, sean capaces de apoyar fríamente con su voto una propuesta que de carta blanca a la aniquilación de miles de seres humanos en una guerra.

La paradoja es tan descomunal que sólo se puede justificar con la hipocresía de una dudosa moral con la que justifican muchas de sus posturas.

El único argumento para tamaña bestialidad: Bush quiere la guerra y el petróleo; y, ¿quién sabe por qué?, Aznar también. Ambos, ante la inconsistencia, e incluso inexistencia, de argumentos que avalen una acción bélica, nos piden que casi hagamos un acto de fe a favor de sus propuestas, cuando hasta el mismísimo Papa está en contra de la guerra.

Los diputados populares han puesto los ocultos axiomas de su líder por encima de la infalibilidad atribuida a la cabeza visible de la iglesia. Además están orgullosos de ello. “Se han mantenido unidos”, “han cerrado filas”, “han sido coherentes”... Si, tal vez hayan hecho y sido todo eso, pero también han hecho caso omiso a la voz mayoritaria de los españoles, incluidos muchos de sus propios afiliados; a unas supuestas creencias que defienden y que tienen entre sus mandamientos uno que prohíbe matar; a las más básicas diferencias entre el hombre y los animales: el hombre se supone humano y racional, su voto ha sido inhumano e irracional porque se ha realizado sin argumentos.

Se jactan de haber apoyado unánimemente la propuesta de aniquilar un pueblo. Mientras, otros nos avergonzamos de unos parlamentarios que antepone los intereses del gobierno a la voluntad del pueblo e incluso a sus propias ideas, porque no puedo creer ni que todos los diputados del PP apoyen esa absurda guerra ni que no sean capaces de pensar por si mismos. Si estoy equivocado es que tenemos lo que nos merecemos, al menos quienes los votaron, aunque los tengamos que sufrir todos.

lunes, 10 de marzo de 2003

Mejor para ellos

Después de soportar durante meses la deleznable campaña propagandística sobre las bondades de nuestro gobierno por actualizar las pensiones (lo que no se debe a la generosidad del PP, sino a los pactos políticos al respecto) con la descomunal desviación de la inflación con respecto a sus negligentes previsiones, ahora tenemos que padecer bombardeos publicitarios a cerca de lo bien que está nuestro medio ambiente; lo mucho que cobran las madres trabajadoras con hijos menores de tres años; y, especialmente lo mucho que nos han bajado las retenciones fiscales de nuestras nóminas. Ja. Dan ganas de reírse por no llorar.

Sin entrar a analizar en que cantidad han reducido la cuota de IRPF de los sueldos (a muchos en febrero nos bajaron un punto porcentual. En enero nos habían subido ese mismo punto con respecto al año anterior, así que nos quedamos igual) y a quien ha favorecido esto, se puede concluir que esta supuesta bajada de impuestos es sólo una gran mentira que favorece a quienes más dinero tienen.

Esencialmente existen dos tipos de impuestos: directos e indirectos. Los primeros gravan la renta y son proporcionales al capital personal. Entre ellos se encuentra el IRPF. Los segundos gravan el consumo de productos y servicios y no tienen en cuenta el nivel económico de las personas. El IVA y otras tasas se encuentran dentro de este segundo grupo.

La presunta rebaja fiscal que nos vende el gobierno afecta sólo a los impuestos directos, curiosamente los que proporcionan una mayor redistribución de la riqueza, y se olvidan de los indirectos, aquellos cuya injusticia grava por igual al rico que al pobre.

Dicen que la cuota del impuesto de la renta bajará una media del tres por ciento el año que viene. Eso supone que si antes pagabas un millón de pesetas, te ahorrarás 30.000; si pagabas 100.000, te ahorrarás 3.000, si no pagabas nada, no te ahorrarás nada. Eso sí, cuando vayas a poner gasolina al coche, de impuestos pagarás exactamente por cada litro igual que el usuario de al lado, que lleva un mercedes de 25 millones de pesetas y se ha ahorrado en la declaración 300.000 pesetas, porque antes pagaba 10 millones. Eso mismo te pasará al beberte una cerveza o comerte un menú del día. Sólo que ese del mercedes, que vota al PP, degustará un Ribera del Duero o paladeará langosta o caviar.

En conclusión, bajan los impuestos directos para que podamos acoquinar mejor los indirectos y de paso favorecen a quienes más tienen que, no nos engañemos, son los suyos. Mientras tanto reza su slogan: “bajan las retenciones,...mejor para ti, mejor para todos”, ¿y tú?, ¿te lo crees?...¿si?,...pues, mejor para ellos.

miércoles, 19 de febrero de 2003

Las dimensiones del trecho

Antes de que Aznar negara en el congreso de los diputados que el gabinete que dirige tuviera adoptada una postura sobre la probable guerra con Irak, el PP ya había aprobado el inicio de una campaña informativa para aclarar su postura, y la del gobierno, ante la crisis iraquí (Por cierto, aunque es favorable a una hipotética guerra, paradójicamente el panfleto se titula “Por la paz, por nuestra seguridad”). Es preocupante esta contradicción, porque o Aznar no tiene el apoyo de su partido, o no dice la verdad.

Dada los aplastantes triunfos con que el gobierno barre cualquier iniciativa de la oposición, es del todo improbable que el ejecutivo no cuente con la sumisa lealtad de sus correligionarios populares. Parece, pues, más acertado pensar que nuestro presidente no es del todo sincero en este tema. Normal, Aznar tiene ante si un gran dilema: someterse y hacer el caldo gordo a Bush, su colega de colocar los pies sobre la mesa mientras charlan; o respetar la opinión mayoritaria del pueblo español, que es contraria a la guerra.

Seis de cada diez norteamericanos apoyan una acción bélica. La misma proporción de europeos se opone al conflicto armado y supera el setenta por ciento en el caso de España.

Mientras tanto, el partido que nos gobierna pretende hacernos creer que casi todos estamos equivocados y que para velar por “la paz” y por “nuestra seguridad” hay que promover una absurda guerra de resultados impredecibles. ¡Uff, menos mal que nuestro gobierno aún no ha decidido que hacer!. ¡Respiro tranquilo con ello!.

Nada indica que nuestro gobierno apoye la guerra: ni las chabacanas relaciones de nuestro presidente con Bush, ni su distanciamiento con los líderes europeos contrarios al uso de la fuerza, ni siquiera los dos millones de vacunas contra la viruela que han adquirido para prevenir un posible ataque con armas biológicas, y que han costado siete millones de euros...

En cuanto a lo de esa campaña del PP “por la paz y nuestra seguridad”, es que les gusta mucho eso de publicitarse, por qué...¿quién no está harto ya del bombardeo propagandístico, de mas de siete millones de euros, con que nos obsequia el ministerio de trabajo con lo de la subida de las pensiones?. “Dicho y hecho”, dicen. ¡Con lo poco que les hubiera costado subir las pensiones el IPC real en su momento en vez de hacerlo un quimérico dos por ciento!. Y encima quieren vender su error como un derroche de generosidad hacia los pensionistas.

Aznar no tiene decidido si apoyará la guerra. Dicho y hecho, pero la sabiduría popular siempre ha sentenciado que del dicho al hecho, va un trecho, en este caso, un incalculable e infinito trecho.

miércoles, 12 de febrero de 2003

No tengo tiempo

¡No tengo tiempo!. Es la excusa más habitual si nos proponen hacer algo que no nos apetece, e incluso, en ocasiones, aunque deseemos hacerlo. Ciertamente el tiempo es una de las pocas cosas que el hombre no puede manipular y, lo queramos o no, somos sus esclavos.

Pero veamos en que gastamos nuestro tiempo: un tercio del día, y de la vida, se nos va durmiendo. Casi otra tercera parte la empleamos en el estudio y el trabajo. Para comer y cubrir todo tipo de necesidades fisiológicas y de higiene utilizamos más de tres horas diarias y en desplazamientos casi otras dos horas.

Sumando todo esto parece que nos quedan poco más o menos tres horas diarias para hacer lo que nos plazca (bueno, si eres una mujer que trabaja fuera de casa y luego haces las tareas del hogar, aún te quedará menos, o no te llegará el que tienes, porque las amas de casa españolas dedican casi cuatro horas diarias a las labores de casa, frente a los 37 minutos que dedican los hombres). Nuestro tiempo libre no es demasiado.

Curiosamente, en este país malgastamos casi cuatro horas diarias a ver la televisión durante el pasado mes de enero. Después de trabajar, dormir o estudiar, es la actividad que más tiempo nos ocupa y la realiza habitualmente el 75 por ciento de los españoles. Es cierto que, por ejemplo en USA, el consumo de televisión es mayor, pero no es consuelo. Allí también apoyan una guerra absurda, se atiborran de comida basura y, muchos americanos se pasean con armas por la calle.

Debe ser muy interesante lo que emiten por la pequeña pantalla para que nos absorba todo el tiempo libre del que podemos disfrutar, e incluso un poquito más. Comprobando la programación, vemos que predominan los bodrios tipo operación triunfo, gran hermano y similares, además de denigrantes programas en los que se sacan a relucir los trapos sucios de los famosos y de los que no lo son tanto. Ah, también el fútbol es un habitual líder de las listas de audiencia junto con algunas películas.

Tal vez eso sea lo más fascinante que somos capaces de hacer los fabulosos humanos del siglo XXI: encerrarnos en nosotros mismos, sentarnos ante la “tele” y ver como se esfuma nuestro vida. Pobre balance para un animal social que vive en lo que McLuhan definió como “aldea global” por la facilidad para transmitir información y comunicarse que suponen los adelantos tecnológicos...

...Perdona por el aburrido sermón, a mi también me hubiera gustado escribir una columna más amena, documentada y didáctica, pero supongo que la televisión ha carcomido excesivamente mi capacidad de comunicar y, además,... ¡no tengo tiempo!.

lunes, 10 de febrero de 2003

Demasiados fumadores

Poco sospechaban los colonizadores de América que uno de los regalos que se trajeron de aquellas tierras, el tabaco, iba a generar tanta polémica. La Inquisición ya consideró el acto de fumar como algo diabólico y condenó a prisión a quienes fumaban.

Después parece que, con sus detractores y defensores, fumar fue considerado algo que hacían los aventureros y quienes tenían cierto aire trascendente y bohemio. A pesar de los opositores a tal vicio, el comercio del tabaco, y el capitalismo que lo fomentaba, crearon multinacionales tan poderosas como las que conocemos hoy en día. Desde hace unos años, los gobiernos han decidido que el tabaco es malo para la salud. Supongo que lo habrá sido siempre, pero ahora es cuando ven que las enfermedades que produce tienen un coste superior a los ingresos que les genera. (más de la mitad del valor de las cajetillas son impuestos).

El tabaco llega a matar (no más que las guerras y las armas), por eso puede ser positivo que se intente acabar con su consumo. Recientemente se han aprobado normas que prohíben publicitar el tabaco, venderlo a menores de edad, fumarlo en organismos públicos y, a corto plazo, en empresas privadas. Encomiable, pero me da pánico la medida que lo suprimirá de los productos que influyen en el IPC. Podrán elevar su precio cuanto quieran. No quiero ni pensar en el día que decidan que, por ejemplo, los coches y el sexo afectan negativamente a nuestra salud. ¿A que precio que se pondrán la gasolina y los preservativos?.

Dicen que en nuestro país el precio del tabaco es menor a la media europea. Lamentablemente también lo son los salarios. Es cierto que somos uno de los lugares de Europa donde más se fuma: casi un 37 por ciento frente a apenas el 30 por ciento de media europea.

El caso es que también encabezamos estadísticas como el paro (mas del 14 por ciento), o la inflación (el 4 por ciento), sin que parezca preocupar tanto a nuestros gobernantes.

Para compensar hay otros ranking en los que ocupamos la cola, como el salario mínimo interprofesional o las ayudas por hijos. ¡Ah!, por cierto, también en el número de actos sexuales somos de los últimos. Sólo 121 al año, según una marca de preservativos. Estamos muy lejos de los 167 de Francia, o los 158 de Holanda.

Y es que en este país se fuma mucho. Hagamos un pequeño ejercicio: intente, por favor, recordar cinco marcas de tabaco. ¿Fácil, eh?. Ahora, por favor, enumere cinco marcas de preservativos. ¿Complicado?. Pues eso, menos fumar y más..., antes de que decidan que es perjudicial para la salud.

lunes, 27 de enero de 2003

El reparto y la razón

Señalan los datos económicos y de servicios que Girona es la mejor provincia española para vivir. Zamora la peor. Simplemente no me lo creo. Los opulentos y poderosos viven bien en cualquier sitio. Los pobres y desahuciados apenas si pueden sobrevivir en ningún lugar. Esos datos solo dejan patente la cruel realidad de la desigualdad: en Girona hay más ricos, o ricos con más dinero; y en Zamora más pobres, o pobres con menos dinero.

El mundo está muy mal repartido, tanto que las 225 personas más acaudaladas del mundo poseen el 47 por ciento de la riqueza, tanto que con solo el 4 por ciento del dinero que tienen esos dos centenares de personas se podrían acaban con muchos problemas de los que padece la humanidad.

El 20 por ciento de los habitantes más afortunados del planeta consumen el 45 por ciento de la carne y el pescado, el 85 por ciento del papel, el 58 por ciento de la energía, el 74 por ciento de las líneas telefónicas y genera el 53 por ciento de las emisiones de CO y el 68 por ciento de los residuos industriales. Por el contrario el 20 por ciento de los terrícolas más desgraciados utilizan el 4 por ciento de la carne y el pescado, el 1 por ciento del papel, el 4 por ciento de la energía, apenas el 1,5 por ciento de las líneas telefónicas y producen el tres por ciento de los residuos contaminantes. Vamos, que el 20 por ciento de los humanos se comen y destruyen la Tierra y otro 20 por ciento apenas malvive.

Es como si en una familia de cinco personas, una se queda con casi todo y el resto con las migajas. Con la “globalización”, que está tan de moda, únicamente pretenden perpetuar esa injusticia y que los ricos aún exploten más a los pobres.

Otra signo del mal reparto del mundo es que los países más poderosos están en el norte (USA, Japón, Alemania, Gran Bretaña...), sin embargo, los más ricos en recursos biológicos se encuentran en el sur (Brasil, Indonesia, Australia,...). Hasta el petróleo está mal repartido... Sino que se lo pregunten a Bush. El pobrecito, su país, solo posee el 7 por ciento de las reservas mundiales, mientras en el Golfo pérsico se acumulan el 56 por ciento, de las cuales casi una quinta parte son de Irak y por eso se lo quiere quitar a Sadan Husein.

Lo mal repartido que está el mundo no es nada nuevo, solo que cada vez va a peor. Ya en el siglo XVI Descartes afirmaba: “No hay nada en el mundo repartido más equita-tivamente que la razón: Todo el mundo esta convencido de tener suficiente. Así es, incluso muchos de esos despiadados tiránicos que nos gobiernan y destruyen el planeta creen tenerla.

sábado, 25 de enero de 2003

Mujeres sorprendidas

Las mujeres trabajadoras españolas con hijos menores de tres años pueden solicitar, desde el pasado trece de enero, una ayuda de 100 euros mensuales por cada uno de ellos. La medida es positiva pero claramente insuficiente.

Únicamente se verán favorecidas por esta decisión alrededor de medio millón de mujeres. El resto de posibles beneficiarias no recibirán nada porque no trabajan, es decir, no cotizan a la seguridad social ni reciben una remuneración por su trabajo, porque lo que es trabajar, trabajan como cualquiera, o más; y si no que se lo pregunten a cualquier ama de casa.

El problema de las amas de casa es que realizan las tareas menos agradecidas y más desprestigiadas de la sociedad porque ni siquiera tienen la consideración de empleo. Esta profesión denominada “sus labores”, suele ser ejercida, generalmente, por mujeres casadas, que únicamente se ocupan en cuerpo y alma de su familia. El capitalismo las ha sumido en un profundo agravio comparativo despreciando su trabajo para no tener que aceptar que debe remunerarse de algún modo.

La plusvalía marxista de la que se nutre el capital surge, en su mayor parte, del trabajo, de la capacidad de producir de los empleados; y ahí es donde entra la labor de las amas de casa porque garantizan esa capacidad de producir con sus tareas en la sombra. Desde hacer la comida hasta soportar el stress trepidante que producen los empleos a sus respectivas parejas, pasando por realizar la limpieza, ordenar la casa, cuidar los niños,...todos y cada uno de estos aspectos que recaen sobre el ama de casa hacen posible que después los trabajadores rindan en sus empleos para generar los beneficios con los que los empresarios mantienen vivo el capitalismo.

Una parte de esos beneficios las pertenece, igual que al trabajador le corresponde el salario, y esa parte debería ser, al menos, igual que habría que pagar por contratar a alguien que hiciera todas sus tareas.

Durante un tiempo se reconocieron las importantes tareas de la mujer dándolas palmaditas en la espalda con frases, tan ciertas como estériles, tales como: “Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer”. Posteriormente, con cierta mala leche feminista surgieron afirmaciones, no menos ciertas, que respondían a la pregunta: “¿Que hay detrás de un gran hombre?”, con un tajante: “Una mujer sorprendida”. Visto lo visto, se podría añadir que detrás de todo gran hombre hay una mujer sorprendida y, por lo general, explotada, porque ya va siendo hora de que se valore su trabajo como se merece.

martes, 14 de enero de 2003

Tontos y culpables

Ya ha cumplido un año. Sí, parece que fue ayer cuando nuestro presidente Aznar aseguraba que nuestra nueva moneda aportaría estabilidad a los precios y nuestro ministro Rato vaticinaba que su introducción no influiría en el IPC. Nuestro futuro económico era idílico.

Pero no. No fue ayer sino hace más de un año que el euro comenzó a circular por nuestras carteras; y no, no ha sido un idilio, sino un espanto. La inflación española alcanzaba el 4 por ciento en octubre. El doble de lo previsto por el gobierno. En la Unión Europea, cuya media inflacionista era del 2,3 por ciento, sólo nos superaban Irlanda y Portugal, con el 4,4 y 4,1 por ciento de inflación en cada caso.

Con el euro, no sé sabe muy bien si por el famoso redondeo, la cuadratura o el morro que se le echa al asunto, los precios se dispararon. La caña de cerveza que te tomas en el bar de la esquina pasó de costar una media de 175 pesetas a 1,5 euros. Un 43 por ciento más. La barra de pan costaba 105 pesetas. Ahora 0,75 euros, casi un 20 por ciento más. Y así todo, o casi todo. La gasolina subió una media del 9 por ciento, las matriculas universitarias el 7,2, el transporte público casi el 7 por ciento...,y cosas tan habituales como comprar un chicle o apostar en una máquina tragaperras elevaron su coste más del 66 por ciento.

En este cúmulo de despropósitos el primero en romper sus recomendaciones de no usar el euro para subir los precios fue el gobierno. Los impuestos especiales sobre alcohol y tabaco aumentaron un 8 por ciento en 2.002 y un 5,5 por ciento el de la cerveza. También se crearon nuevas tasas, como la que grava los billetes de tren. Así no es fácil dominar la temida inflación que nos agujerea los bolsillos.

Pero no hay que preocuparse. Todo está controlado. Se van a adoptar medidas para evitar el incremento de precios. Al parecer la mas importante es suprimir el doble etiquetado de precios en euros y pesetas. No abaratará nada, pero así, si aún no dominas bien el euro, no te enteraras de lo que pagas. Sicología pura: ojos que no ven, corazón que no siente.

Mientras llega esta balsámica medida, nuestro avispado y adorado gobierno ya bombardea nuestras ignorantes mentes con mensajes publicitarios que nos recuerdan que 50 euros no son 5.000 pesetas y cosas similares. También afirman en otros “spots” que “saber el valor del euro depende de ti”, como diciéndonos: “¿Tú eres tonto, o qué?. Para que compras si está tan caro. No ves que haces que se dispare la inflación”.

Definitivamente somos tontos y culpables, pero no de la inflación, sino de tener los gobernantes que tenemos. Al fin y al cabo tienen mayoría absoluta gracias a los votantes.

jueves, 2 de enero de 2003

Cántaros rotos

El pasado 27 de diciembre, el gobierno vasco logró el respaldo de su parlamento autónomo para aprobar los presupuestos del año 2.003. Hasta aquí todo normal,...excepto que el ejecutivo vasco solo tiene el apoyo incondicional de 36 de los 75 parlamentarios que componen la cámara legislativa de Euzkadi.

Esta situación de minoría había provocado que en anteriores ocasiones los presupuestos presentados por el PNV y sus aliados fueran rechazados. El milagro ocurrido para que esta vez, y un día antes de la señalada fecha de los Santos Inocentes, el ejecutivo vasco consiguiera el apoyo del poder legislativo fue la ausencia de cuatro diputados de la oposición.

Argucia, treta, suerte o casualidad, el resultado es inapelable: 36 votos a favor, 35 en contra, cuatro ausencias vitales y miles de, por enésima vez, “inocentes” ciudadanos.

Sin entrar en si se debía aprobar o no; ni en las causas por las que no comparecieron los cuatro diputados, (algunas tan justificadas como la recuperación de un parto); ni en el color y peso político de los mismos (uno de ellos candidato a lehendakari por el PP, Mayor Oreja), lo preocupante de la situación es, una vez más, la presumible pasividad y desidia de nuestra clase política.

Lo sucedido no es algo puntual ni extraordinario. Hace escasas fechas el Parlamento Europeo rechazó la creación de una comisión de investigación para esclarecer los hechos que provocaron la catástrofe del “Prestige”. La negativa de la eurocámara fue por seis votos de diferencia. Lo denigrante del caso es que la propuesta era del grupo socialista, y en la votación faltaron ocho de sus eurodiputados, entre ellos Rosa Díez y José María Mendiluce.

Unos años atrás, un periodista gráfico captó la contorsionista figura de un senador español realizando una doble votación. Su pie presionaba sobre el pulsador de su escaño, mientras que su mano lo hacía en el de su compañero ausente, en incomoda postura. Parece que todo vale, pero para eso es mejor que un solo representante de cada partido pueda votar por todos los escaños correspondientes y nos ahorraríamos pagar dietas y sueldos a mucho estómago agradecido. Total, la férrea disciplina de partido ahoga cualquier voz discrepante dentro de él y los resultados serían los mismos (eso si la extrema concentración de los votantes no confunde la compleja acción de pulsar el si o el no, como ha sucedido en ocasiones).

No dudo de la honestidad y entrega de algunos políticos. Tampoco puedo dudar de la frivolidad y desdén que vuelcan otros de nuestros insignes representantes en sus tareas. Tanto va el cántaro político a la fuente de las ausencias e indiferencias que al final se romperá.