miércoles, 12 de marzo de 2003

Orgullo o vergüenza

Unas recientes declaraciones del iluminado líder de nuestro despótico gobierno parafraseaban el título genérico de esta columna y decían algo así como que estaríamos perdidos si países como Irak se pasaran por el forro de sus caprichos las resoluciones de la ONU. Cierto, lo estaríamos, pero en condicional.

Perdidos, es decir, en presente, lo estamos con gobiernos como el que rige nuestro país y con parlamentos como el que le amparan, ellos ignoran el principal derecho del ser humano: el derecho a la vida. Los 183 diputados del PP votaron a favor de promover una guerra contra Irak el pasado 4 de marzo. No deja de ser sorprendente que personas que votan tan escrupulosamente en temas como las parejas de hecho, la adopción de hijos por parte de homosexuales o el libre uso médico de la píldora abortiva por no ser acordes con su supuesta ética, sean capaces de apoyar fríamente con su voto una propuesta que de carta blanca a la aniquilación de miles de seres humanos en una guerra.

La paradoja es tan descomunal que sólo se puede justificar con la hipocresía de una dudosa moral con la que justifican muchas de sus posturas.

El único argumento para tamaña bestialidad: Bush quiere la guerra y el petróleo; y, ¿quién sabe por qué?, Aznar también. Ambos, ante la inconsistencia, e incluso inexistencia, de argumentos que avalen una acción bélica, nos piden que casi hagamos un acto de fe a favor de sus propuestas, cuando hasta el mismísimo Papa está en contra de la guerra.

Los diputados populares han puesto los ocultos axiomas de su líder por encima de la infalibilidad atribuida a la cabeza visible de la iglesia. Además están orgullosos de ello. “Se han mantenido unidos”, “han cerrado filas”, “han sido coherentes”... Si, tal vez hayan hecho y sido todo eso, pero también han hecho caso omiso a la voz mayoritaria de los españoles, incluidos muchos de sus propios afiliados; a unas supuestas creencias que defienden y que tienen entre sus mandamientos uno que prohíbe matar; a las más básicas diferencias entre el hombre y los animales: el hombre se supone humano y racional, su voto ha sido inhumano e irracional porque se ha realizado sin argumentos.

Se jactan de haber apoyado unánimemente la propuesta de aniquilar un pueblo. Mientras, otros nos avergonzamos de unos parlamentarios que antepone los intereses del gobierno a la voluntad del pueblo e incluso a sus propias ideas, porque no puedo creer ni que todos los diputados del PP apoyen esa absurda guerra ni que no sean capaces de pensar por si mismos. Si estoy equivocado es que tenemos lo que nos merecemos, al menos quienes los votaron, aunque los tengamos que sufrir todos.

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