lunes, 13 de octubre de 2003

Frustración poética

La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?. Los suspiros se escapan de su boca de fresa... Así comienza uno de los poemas más conocidos del modernista nicaragüense Rubén Darío. La tristeza es uno de los motores básicos de la poesía, tanto en el autor como en los personajes a quienes canta. Hace unos días la esposa del indefinible presidente de los Estados Unidos, George Bush, hacía públicos unos... ¿versos? que su marido le había dedicado por su ausencia con motivo de una visita oficial de la primera dama americana a Europa.

“La rojas son rojas, las violetas son azules. Oh mi bulto en la cama, cuanto te he echado de menos...”. Así comienza este engendro de 18 líneas que no tiene desperdicio, del entristecido poeta Bush. Pero es normal que la calidad del escrito sea deprimente cuando su autor es alguien que alardea de no leer absolutamente nada. Ni siquiera periódicos.

La preparación cultural e intelectual de Bush siempre ha sido objeto de merecidas críticas y regodeos porque este personaje demuestra sus carencias prácticamente cada vez que abre la boca. Pero la máxima expresión de estas críticas se produjo hace algunos meses cuando se difundió por Internet que el coeficiente intelectual de Bush Jr. era de 91, la mitad que la de Clinton y la menor de los presidentes de USA en los últimos 50 años.

Los datos se atribuían al Instituto Lovenstein, de Scranton (Pensylvania). Al parecer el centro no existe y los datos difundidos son un bulo. Esta falsa información no es tan inverosímil aplicada a alguien que, al parecer, hace unos años creía que los talibanes eran un grupo musical, que ha sido fotografiado leyendo libros con las páginas al revés o que afirma reiteradamente que la solución para acabar con los incendios forestales es talar todos los árboles.

Más allá de su fracasado pasado en el mundo de los negocios y de su superada adicción al alcohol, Bush demuestra día a día que es un nefasto dirigente político, pero no es algo inusual en un país donde un mediocre actor (Reagan) fue capaz de llegar a presidente y no se sabe donde acabará otro (Schwarzenegger), aunque en España tampoco estemos como para tirar cohetes en cuanto a las capacidades de nuestros líderes políticos.

En cualquier caso, lo que más sorprende es que haya sido la esposa de Bush la que haya hecho pública la famosa poesía. Laura Bush fue profesora y librera, y por lo tanto se la supone capaz de discernir un buen escrito de uno pésimo. Es extraño que se muestre orgullosa de un poema que concluye “La próxima vez que quieras una aventura, sólo aterriza en un portaviones”. Con todo esto Bush ha demostrado que no se puede dedicar ni a la poesía.

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